Woody, al inicio de Toy Story 4 (Pixar, 2019) se enfrenta ante una muy difícil situación: elegir entre su niño (Andy, el dueño del pequeño vaquero) y Bo Peep (la muñeca de porcelana que lo hace feliz).
La primer escena de la película es un flash-back entre los eventos sucedidos después de Toy Story 2 (Pixar, 1999) y previo a Toy Story 3 (Pixar, 2010) en la que nos explica, a groso modo, el por qué la pastorcita de porcelana desaparce en la tercera parte de los filmes animados.
El vaquero tiene que tomar una decisión: seguir con su deber (el para qué fue hecho, es decir, ser un juguete) o seguir su corazón e irse con su chica. Woody opta por hacer lo que tiene que hacer: seguir con Andy.
Pero aquí viene, tal vez, una pregunta interesante: ¿es lo correcto?
Sin duda la pregunta es muy, muy subjetiva ya que nos enfrentamos ante la disyuntiva de el deber contra el querer y eso, en el MundoReal™, es cada vez más utópico de fusionar.
¿Se puede lograr? O, quizá más importante aún, si tenemos que decidir, ¿qué elegir?
Muchos podremos afirmar que lo que hizo Woody, siguiendo la alegoría, fue lo correcto. Él tenía que seguir con Andy, tenía que seguir cumpliendo su propósito: ser un juguete.
Y podríamos decir que Woody lo cumplía aparentemente feliz pero cuando logra tener la oportunidad de ver de nuevo a Bo Peep eso se cuestiona totalmente: el vaquero hace un stop a su vida para encontrarse con ella.
¿Tomó, años antes, la decisión adecuada?
La respuesta corta es no porque al final, y aceptando que su ciclo terminó, se queda con Bo Peep. Algunos dirían que la respuesta es a la inversa: cumplió su objetivo y, una vez que no había más que hacer, se fue en búsqueda de su felicidad pero, aquí hay un pero muy importante:
Woody tuvo una segunda oportunidad de elegir, pero la vida no siempre nos da esa opción.
Esa es la clave de todo.
El vaquero se quedó con su amada en un segundo intento. Bo Peep no fue la primera opción, fue quién estuvo ahí para cuando Woody dejó de ser el juguete de alguien.
Y las personas, nuestros sueños, no tendrían que ser como ella. Deberíamos, es algo utópico, elegir primero lo que nos dicta el corazón ya que no siempre la vida estará dispuesta a estar ahí para darnos una segunda oportunidad.
Woody fue afortunado porque: 1) encontró de nuevo a Bo Peep y, 2) ella estaba ahí.
Pero no siempre podemos arriesgarnos, ante nada, a esperar que las personas, los sueños o las oportunidades se presenten de nuevo, la vida no es tan generosa.
De vez en cuando, nuestro corazón tendría que ser primero.
Imágenes | Disney / Pixar