En ocasiones hay personas que buscan hacerte daño. Aquellos que de una y mil maneras encuentran la forma de lastimarte, no de una forma física evidente sino a manera de ataque psicológico.
Dentro del ambiente escolar esto se ha ido conociendo últimamente como bullying. Un acoso constante que logra lacerar la psiqué de la víctima convirtiendo su estancia en la escuela en todo un tormento.
Lo anterior logra traspasar muchas veces el ecosistema estudiantil, y claro, se deben tomar acciones para frenar, detener y evitar todo tipo de maltrato y discriminación.
Tristemente el bullying no es el único hostigamiento que se puede vivir a lo largo de nuestra vida, ya en en el plano laboral, algunos trabajadores sufren de mobbing, que, sin ser más detallados, es directamente el sinónimo de bullying pero en una empresa o ambiente de trabajo.
Si para que se aceptara y medio entendiera el daño y consecuencias que se tiene por el hostigamiento escolar, hablar sobre el mobbing es aún más complicado porque la víctima es una persona adulta que debe de saber superar ese tipo de adversidades de forma madura.
Al fin y al cabo, es un adulto que no puede permitirse tener traumas por bromas de sus compañeros.
Frente a esta situación podemos tomar dos caminos: o te enojas, o los ignoras. Y de la segunda opción es que parte esta reflexión.
¿Por qué creo que es una buena idea?
Cuando muestras tu enojo -y lo haces evidente– (no estoy diciendo que no te enojes, porque eso es imposible) lejos de generar empatía ocasionas que los reponsables del hostigamiento disfruten aún más de su acto generando con ello un círculo vicioso en dónde el bucle no se detiene.
Si, por el contrario, haces como que no pasa nada –aunque pasa, y te incomoda– probablemente la motivación de los acosadores –verte enojado, sufriendo– se vea nulificada poco a poco puesto que ellos ven que tu temple y actuar no cambia.
Claro, hay de bromas a bromas y de límites a límites. Habrá un momento en dónde tenemos que hacerle frente a las cosas y marcar una frontera, incluso si este acto implica llegar a superiores pero en ciertas ocasiones creo que no hacer nada es hacer mucho.
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