El Templo de Jerusalén estuvo situado en la explanada del monte Moria donde se ubican actualmente la Cúpula de la Roca; el único vestigio que queda del templo es el muro de los lamentos –o Kotel-.
En el 21 a. C. y después de su destrucción, el rey Herodes el Grande decidió su restauración respetando la planta física del edificio, ampliando los patios y añadiendo los muros exteriores dándole a éstos, ocho entradas. Logró levantar el más majestuoso santuario religioso de la época antigua. Los romanos comandados por Tito lo destruyeron por el 70 d.C. culpando a los cristianos por su incendio.
Alec Garrard –un agricultor jubilado– después de 30 años de un arduo trabajo (que inició a sus cuarenta años) logró revivir de forma impresionante, en forma de maqueta, el esplendor del Templo de Jerusalén.
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